Consciencia
¿Es importante ser conscientes?
¿Consciencia = Responsabilidad?
¿Se puede "apagar" la conciencia?
Todos somos súper conscientes y nacemos con una gran percepción, sensación y conciencia de lo que ocurre a nuestro alrededor. De hecho, todo el tiempo estamos percibiendo nuestro entorno y las personas que nos rodean. Por ejemplo, nada más entrar en una habitación sabemos cómo está la gente, sin que nadie tenga que decir nada. Lo notamos y podemos decir si están abiertos a nosotros o no, si sienten envidia, comparación, si están bien, enfadados, si se sienten deprimidos o decaídos, etc. pero en la actualidad vivimos de una manera que apaga esta conciencia, la adormece o la difumina.
En lugar de seguir conectados a esta consciencia cuando vamos creciendo, nos desconectamos cada vez más de esta forma natural e innata de ser, volviéndonos así más dependientes de lo que vemos y de lo que la gente nos dice.
Ser consciente es algo que siempre está ahí. No lo podemos «apagar», pero sí podemos reducirlo o adormecerlo. Para permanecer y vivir con esta conciencia es necesario que estemos conectados con nuestro cuerpo, que está en constante comunicación con nosotros.
Cuando elegimos escuchar a nuestro cuerpo, elegimos prestar atención a nuestra conciencia. Nuestra conciencia se comunica con nosotros todo el tiempo acerca de las cosas, por ejemplo, los alimentos que comemos, las personas que conocemos, las situaciones en las que nos encontramos, y mucho mucho más.
¿Alguna vez has oído hablar del famoso cuento «El traje nuevo del Emperador» (H. C. Andersen)? Es una historia sobre un emperador que es engañado para que pague mucho dinero por unas nuevas ropas mágicas que supuestamente sólo pueden ver las personas sabias. En realidad, la ropa no existe, pero el emperador no admite que no la ve, porque no quiere parecer estúpido. Así que, cuando finalmente desfila por la calle con sus ‘nuevos’ ropajes, hace falta que un niño diga lo obvio que todo el mundo podía ver, pero negaba: ¡¡Que el Emperador NO llevaba ropa!! Este es un gran ejemplo de cómo aplacamos nuestra conciencia y por otra parte nos sometemos a «ver» lo que se nos pide.
Entonces, ¿por qué es importante prestar atención a nuestra conciencia?
Como ya se ha dicho, no podemos dejar de sentir o percibir, y esto nos afecta todo el tiempo. Si percibimos y sentimos pero no le prestamos atención, viviremos sintiendo lo que ocurre sin ser conscientes de ello, lo que en efecto puede crear mucha tensión en nuestro interior.
Para evitar sentir esa tensión, recurrimos a comer y hacer cosas que hagan que no la sintamos. Por ejemplo, comer mucho azúcar hace que el cuerpo esté muy excitado, o estar constantemente en las redes sociales, viendo películas, escuchando música para mantenernos distraídos y entretenidos en lugar de estar con nosotros mismos. Vivir así también puede generar un sentimiento de frustración porque no siempre entendemos por qué las personas actúan de una manera diferente a la que se ha sentido. Esto puede llevarnos a sentir que no podemos confiar en la gente, que nos mienten o puede que nos sintamos traicionados. Además de todo esto, también podemos adaptar ciertos comportamientos, por ejemplo, reaccionar, ser emocionales o juzgar, nos mantiene en una nube de comportamientos reactivos que no nos permiten tener claridad o ver la verdad. En última instancia, a menudo tendemos a mantenernos en un estado de estimulación o adormecimiento para no tener que sentir lo que realmente ocurre.
Por lo tanto, prestar atención a tu conciencia es simplemente poner tu atención en ella. Concentrarte en lo que sientes y percibes.
Si hacemos esto y nos centramos más en ello, desarrollamos una mayor comprensión de lo que ocurre en la vida, y aumenta la capacidad de ver lo que realmente ocurre. Esto nos ayuda a no vivir nuestra vida en constante reacción ante lo que sucede, sino a responder a la vida.
Es como vivir por delante de lo que está ocurriendo, ya que intuyes lo que va a ocurrir, y entonces estás preparado/a y eres capaz de responder desde ese asentamiento del saber en lugar de reaccionar por sorpresa.
Hay otro aspecto súper importante en esto también… ¡y es que con una mayor conciencia viene una mayor responsabilidad! Si comprendemos y «vemos» verdaderamente lo que está pasando, se nos pide que seamos mucho más responsables de nuestro comportamiento… ¡¡este es el motivo por el que no queremos ser conscientes!!
Y sin embargo, «ser consciente y vivir desde y con tu conciencia» es realmente muy liberador. No te sientes víctima de lo que ocurre a tu alrededor, es como si te pusieras en el asiento del conductor en lugar de ser un pasajero, lo cual es muy divertido.
Hay muchas otras personas a nuestro alrededor que necesitan ser respetadas, cuidadas y comprendidas. Vivir de esta manera no sólo se siente más liberador y empoderador, sino que también refleja a tus amigos/as que hay otra manera de vivir que inspira.