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Ser Mujer y nuestros Ciclos
Testimonio de Mónica
Tenía periodos irregulares y me diagnosticaron el síndrome de ovarios poliquísticos. Me dieron la píldora, lo que regularizó mi ciclo. ‘Funcionaba’ porque tenía un ciclo regular y una ‘regla’, pero tenía sobrepeso, estaba profundamente deprimida y, en general, estaba en conflicto conmigo misma y con el mundo. Así que seguía teniendo el síndrome de ovarios poliquísticos y además ahora con los síntomas añadidos.
Inicié un recorrido en el que pudiera entender mi cuerpo más profundamente, incluyendo mi ciclo menstrual. Investigué y presté atención a la nutrición, me hice más pruebas para revisar mis hormonas y trabajé con profesionales de la salud para entender mi ciclo menstrual más íntimamente, para ver cómo y/o qué podría estar comunicándome.
Resultó ser que esta era una forma en la que mi cuerpo se comunicaba conmigo, diciendo que algo no estaba bien y que era necesario prestar más atención. Con el apoyo de profesionales, empecé a cambiar esta relación conmigo misma y con mi cuerpo. Empecé a dejar de ignorar lo que mi cuerpo compartía conmigo y empecé a abrazar la belleza interior, incluyendo el hecho de mi delizadeza… ¡algo con lo que no me había identificado! Además, yo siempre era muy sensible a lo que ocurría a mi alrededor, siempre me había sentido sensible a lo que ocurría a mi alrededor con la gente en diferentes ambientes/lugares de mi vida, pero no sabía cómo lidiar con esto, así que me ponía a la defensiva. Al comprender mejor la manera en la que todo está relacionado, tiene sentido que ésta sea una de las razones por las que mis periodos estaban desordenados. Empecé a escuchar lo que ocurría en mi cuerpo y cómo estaba conmigo, observando los cambios que se producían mes a mes.
Al principio, al sentirme tan mal, quería que todo se ‘arreglara’ o ‘mejorara’, pero gracias al apoyo recibido empecé a ver y a darme cuenta de que mi cuerpo estaba en un bucle que me mostraba cómo estaba viviendo. Empecé a ver que tenía el poder de cambiar eso y dar un giro a todo lo que estaba viviendo. En lugar de quedarme estancada o disgustada por cómo eran mis periodos, empezar tener una mayor relación con mi ciclo y mi cuerpo, estableciendo y desarrollando una relación más íntima y profunda conmigo misma, como nunca antes lo había hecho
Puede sonar raro, pero me enamoré de mí, de mi cuerpo y de lo que me estaba mostrando. Dejé de luchar contra el mundo, empecé a abrazarme a mí misma y noté que mis periodos cada vez eran menos dolorosos, menos irregulares y me sentía menos bloqueada en mi cuerpo.
Vi muy claramente que no había nada «malo» en mí, mi cuerpo sólo me estaba mostrando cómo había estado viviendo. Así que todos los cambios que hice para honrar a mi cuerpo fueron desde la apertura y la curiosidad, con la voluntad de dejar las cosas que ya no me apoyaban y abrazar lo que realmente me apoyaba.